domingo, 26 de noviembre de 2017

el pecado original



Suena un teléfono y la cámara avanza, hacia la ventana, hacia una mujer que no responde, que lo oye pero no responde, o que quizás ya no lo oye, está en otra parte, en algún lugar donde un teléfono que suena ya no importa, donde un teléfono que suena llega tarde. 
La cámara avanza y la encuadra un poco desde arriba, quizás para que se vea, además, el medallón que lleva al cuello, ese medallón es importante, o quizás sea otra cosa, no sé, en esta película la cámara avanza a menudo, avanza hacia los personajes, no deja de avanzar hacia ellos, una y otra vez, sin poder alcanzarlos nunca, no del todo, a cada rato hay que volver a empezar, hay que volver a avanzar, es un poco como llamar por teléfono a alguien que quizás no está, que quizás no quiere estar, y una y otra vez llamas y no sirve y aunque responda al teléfono no servirá, vuelta a empezar, volver a llamar, volver a avanzar, siempre se escapan, siempre nos escapamos. 
Y quizás haya algo más en ese mirar los rostros un poco desde arriba, un poco en biés, hay algo como de tridimensionalidad, sí, 3D, siempre una perspectiva, un punto de fuga que hace sentir de manera física, creo, la interioridad del personaje, algo que se nos escapa de él, algo que también se le escapa a él, un punto allí a lo lejos donde todo se entendería, un punto siempre en fuga, y también es cierto que cuando esos rostros se mueven, vistos así un poco de desde arriba, se siente el espacio en el que están, no son una imagen, son otra cosa, algo que se mueve, algo que ocupa lugar, algo que lucha con el lugar que ocupa. 
El teléfono suena en casa de una mujer que no responde, que quizás ya no lo oye, y luego vemos en un bar a la mujer que llama, que insiste sin poder saber si es que no hay nadie o si es que nadie quiere responder, y en esta película pasa eso a menudo, hay alguien al teléfono y no hay respuesta, y a veces es porque no hay nadie al otro lado de la línea y a veces es porque la persona al otro lado no quiere hablar, y esa es una de esas situaciones que el cine cuenta tan bien, que parece que lo inventaron para contar eso, esos dos espacios lejanos, esa incertidumbre, ese saber más de lo que saben los personajes, ese ver más de lo que ven los personajes, ver lo que en la vida tampoco vemos pero imaginamos, para bien o para mal. 
De la boca del camarero sale humo de pipa y el ambiente del bar es también un poco humoso, toda la película es así,  hay niebla y hay chimeneas a lo lejos, y también hay fuegos en las laderas del valle y en el interior de las estufas, y ahora, aquí, en el bar, parece como si todo ese humo de la película flotase difuso en el aire, y afuera suena una sirena, la sirena de las noches de niebla, porque esto es el norte de Japón y es una noche fría, la sirena suena a menudo en la película y ese sonido abre también la noche, le da profundidad, allí a lo lejos, en algún lugar que nunca vemos, suena una sirena para que nadie se pierda, pobres remedios contra la oscuridad.
Suena la sirena y hace frío y sin embargo vemos a la mujer que no respondía al teléfono caminando entre los árboles sin abrigo, y eso no es propio de ella, es más bien propio de la otra chica, la que llamaba, sí, esa chica que siempre viste pantalones y jerséis de chico y que cada dos por tres está saliendo a la calle sin abrigo, porque es así, porque actúa por impulsos, decide algo de pronto y tiene que echar a correr sin pararse a coger el abrigo, y también es eso inventar un personaje, verlo así, pasando frío, intentando con la mano cerrar un poco el cuello de su jersey y aún así coger frío y ponerse mala, pero la mujer que no respondía al teléfono no es así, vedla, no oía el teléfono y no siente el frío, algo tendrá, algo que no sabemos, algo que nunca sabremos del todo. 
Y en medio de todo eso está la Mona Lisa, una copia de copia, no importa, la Mona Lisa y la sirena sonando sobre ella, haciendo sentir todo el frío espacio de la noche, y ¿qué es la Mona Lisa, aunque sea una copia de una copia, sino un cuadro que no se entiende y que sin embargo no se puede dejar de mirar, qué es sino un cuadro que no se puede dejar de interrogar y vuelta a preguntar y vuelta a empezar, siempre escapándose, y que es la película sino un preguntar y preguntar y vuelta a empezar, qué son las películas sino un cuento de nunca acabar? 
(Elegía del norte, Heinosuke Gosho)

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